Muchos de los adolescentes que van a terapia, están muy enfadados con respecto a los límites que les imponen sus padres.Los padres muchas veces los acompañan, muy preocupados por no saber en que lugar ponerse, y con necesidad de que haya un buen ambiente en la familia.
En realidad muchas veces el adolescente que ha tenido unos limites muy rígidos cuando era niño, los quiere romper para así poder ser, el mismo y poder encontrar su identidad, libre de esa atadura tan pesada.
Otros en cambio, han sentido que sus padres, no les ponían muchos limites y les dejaban hacer, lo que ellos quisieran,. Estos también se quejan de que se han sentido perdidos, y que muchas veces les hubiera gustado más acompañamiento, y más sensación de haber necesitado unos adultos donde apoyarse.
¿Donde está realmente el equilibrio? Mi modesta opinión es la de que los padres ocupen su lugar de padres de ese hijo.
Y nunca es tarde. El adolescente necesita mucho amor y comprensión, respeto a su persona, y ante todo necesita UNOS PADRES. Unos padres adultos que hacen su función de padres y que estén presentes.
Que les puedan decir esto es Si y esto es No. Respetando que el chico pueda verlo diferente, y respetando su individualidad. Pero ocupando su rol de padres.
Ni los padres déspotas que dicen: Aquí se ha de hacer lo que yo digo porque me da a mi la gana.
Ni los padres pasotas, casi adolescentes que dicen: Haz lo que quieras tu sabrás.
También los hijos necesitan que la pareja de sus padres, tenga fuerza y que sean un equipo de dos en su educación, sea juntos o separados.
En fin es una tarea difícil, cierto es que no nacemos enseñados, aunque también es cierto que a los hijos los queremos mucho.
Seguramente invertir tiempo y energía en ellos, nos ayudará a nosotros como familia.
A la sociedad le aportará la existencia de personitas ubicadas y felices.
Y que con esperanza algún día se convertirán en esos maravillosos PADRES de nuestros nietos.
